Burritos, patos y no sólo gitanos.

Pues ya hemos votado a Pacma, aquellos que creíamos que, sin necesidad de resultados inmediatos, intentarlo era infinitamente mejor que no hacer nada.

Sólo partidos en defensa de los animales y el medio ambiente, pueden ser realmente humanos. Aunque bien sepamos ya que nuestro voto no gobernará el sistema, pero gobierna nuestros sueños y esperanzas, que son quienes al final motivan nuestro esfuerzo para seguir resistiéndonos a que los poderes económicos sean los que cada vez más gobiernen todo.

He votado a Pacma, entre otras cosas, porque creo que con ellos se podría conseguir una reforma en educación que, entre tanta fecha olvidada en el primer pelotazo preadolescente, contemplara la compasión por todas las criaturas sintientes.
Tal vez sólo así los animales no serían violados y torturados por costumbre (el caso del burrito Capitán es sólo uno entre incontables millones), tal vez sólo así no tenga que pasear por Vistabella pensando en volver a enfrentarme a los gitanos que, con apenas 9 o 10 años, bajan al río a cortarle las alas a las palomas, a estrellar contra la pared a los pequeñísimos pájaros tirados del nido, antes de rajarle el cuello a los patos o estampar botellas de cristal sobre las cabezas de los animales "jugando" a atinar desde arriba.
ENTRE OTROS BILLONES DE LUGARES OCURRE TAMBIÉN A ORILLAS DEL RÍO SEGURA, MURCIA. SOMOS VARIAS PERSONAS LAS QUE LO HEMOS VISTO, el ayuntamiento se limita a responder que se puede poner una denuncia con su correspondiente lentitud. Yo seguiré paseando con mi móvil por si alguna vez puedo recoger algún vídeo y denunciarlo al OBSERVATORIO DE JUSTICIA y DEFENSA ANIMAL. Escribo también con la esperanza de que algún animalista murciano que se pasee por la zona pueda estar atento a partir de ahora y se enfrente también a la situación cuando se tope con ellos. Aunque lo cierto es que algunas veces evito la zona, no me gusta llegar a mi casa fantaseando con un juego en el que dichos niños son lanzados desde arriba y caen para quedar lo suficientemente impedidos como para no provocar más dolor.


Hablé con ellos. Llevo muchos años trabajando con niños y no me cuesta nada exponerles las cosas de tal manera que se sientan como adultos, escuchados sin amenazas. Me acerqué a uno de ellos de corazón, sin rabia, concentrada en mi propósito de hacerles entender lo que el cuerpo podía llegar a sufrir. No huyó de mí ni de la directa mirada, me pidió perdón y soltó a las dos palomas que aplastaba bajo su camiseta con un susurrante "no sé si una podrá volar porque ya le he cortado un poco"... Aliviadas volaron.
Me dijo que se iría a casa y que no volvería más, pero de camino al arrepentimiento apareció su colega, que me conocía por haberle llamado la atención, así que la reacción fue envalentonarse y salir corriendo los dos insultándome y asegurándome que seguirían rajando animales. No los he vuelto a ver y no sé si al día siguiente acabaron lo que dejaron a medio, afortunadamente no suelo atormentarme cuando tomo partido, me quedo con la reconfortante sensación de los animales que ese día no sufrieron.

Todo podría ser algo diferente si cada vez que alguien ve algo así reaccionara en vez de tocarse los cojones, como dos familias que miraban desde arriba sin inmutarse, o los que pescaban pegados a los pequeños agresores; al ver que no hacían nada pensé que eran familiares y fui a preguntarles por los "críos". La contestación fue "qué va, qué va, no los conocemos de nada, nosotros somos los del concurso de pesca (como si el concurso fuera la bomba)... No te molestes, te puedes buscar un lío, y cuando te vayas lo harán igual..." Con este pensamiento tan lleno de emoción y valentía no es de extrañar que se dediquen a una actividad tan arriesgada como la pesca.

No tengo miedo a buscarme líos, jamás me he dado de fostias y eso que no tengo ni medio cuarto de ella. Suelo ir por las buenas, dispuesta a dialogar, tirarme al rollo y parecer la colegona de cualquier sick si con ello puedo lograr algo por poquísimo que sea. Sabemos lo que busca cualquiera, sentirse querido/escuchado/útil y valorado, y hay que intentarlo desde esa perspectiva. Pero soy resolutiva, y si por las buenas no lo consigo, fantaseo con la posibilidad de que las personas que causan dolor desaparezcan de escena. Llevo unos días sin aparecer por la zona con tal de no fantasear con lo que no se debe xD
Pero sé que huir del conflicto no es el método, por esa regla no podría ir a ningún lado, ni siquiera a algo tan sencillo como al mercadillo de los jueves. La última vez que fui, llegando al final, escuché a un gato quejarse con unos horribles y fortísimos maullidos a la vez que se oían unos fuertes golpes... Busqué con la mirada y encontré a un hombre con una bolsa golpeándola como un loco contra el suelo mientras reía al ver nuestra cara de espanto. "Me he quedado contigo, sólo es un gato de juguete!!" me dijo el gilipollas pensando que me reiría aliviada. No tiene ni putísima gracia... Le dije. Esta vez no tenía ninguna gana de empatizar, me pudo la impresión, ver esa asquerosa bolsa de tela oscura por la que asomaba una cola, creada para ser golpeada por un niño con la suficiente fuerza como para que el animal de trapo "sufriera" y así hacerlo sonar, los maullidos de dolor se escuchaban tan fuerte que el mal rollo estaba asegurado, por lo que el éxito del producto también.

¿Por qué está permitida la venta de este tipo de juguetes? Por la misma razón por la que infinidad de gatos y otros animales mueren torturados en universidades y centros de investigación cuando desde hace ya algún tiempo está  más que comprobado que hay métodos de investigación sin necesidad de tortura que son mucho más efectivos. La razón es sencilla: dinero y sometimiento de los animales a la condición de extraños objetos capaces de hacer alguna que otra monería.
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"A pesar de su inconcebible salvajismo y de su total inutilidad, la experimentación con animales sigue practicándose ampliamente en las Facultades de Medicina del llamado mundo civilizado, aumentando año tras año. ¿Cómo es posible?

La principal razón es el beneficio económico. La vivisección es un tipo de “investigación” que permite a los “científicos” obtener grandes sumas dinero en forma de subvenciones del gobierno y de donaciones de fuentes privadas, con la falsa suposición de que cuantos más animales se usen en un experimento más fiables serán los resultados, una suposición que es plausible solamente para los incompetentes."
HANS RUESCH (Foundation for a Medicine Without Vivisection)

Silke Bitz, de los Médicos contra la experimentación animal: “Solicitamos a BAYER y a todas las demás empresas farmacéuticas cambiar a métodos que son absolutamente fiables sin experimentación en animales. Usando simulaciones por ordenador, pruebas en cultivos de células y por medio de bio-chips, es posible describir en detalle la metabolización de nuevos agentes activos en el cuerpo humano. Tales métodos de investigación son éticamente justificables y traer resultados relevantes para los seres humanos – a diferencia de los experimentos con animales“.

"Con el paso del tiempo, los experimentos han aumentado en número y en envergadura y se han diseñado nuevas formas de tortura, especialmente con la ayuda de descargas eléctricas y de tormentos psicológicos, pero al mismo tiempo, se ha ido haciendo más espesa la cortina de humo de secretismo y engaño que rodea a los experimentos.
En Europa, el secretismo de los laboratorios protege los experimentos prohibidos por las leyes que se han promulgado en la mayoría de los países para apaciguar a los abolicionistas.
No obstante, es casi imposible informar al público sobre los experimentos, porque los medios de comunicación se niegan a informar sobre ellos y, cuando lo hacen, los viviseccionistas siempre tienen la última palabra.

En Estados Unidos no hay restricciones legales.
Los viviseccionistas han demandado y han conseguido una completa “libertad para practicar la vivisección”, actuando como si pidieran algo parecido a la libertad de pensamiento o de expresión, y los investigadores siguen informando de sus “proezas”, pero únicamente en publicaciones especializadas; son muy cuidadosos a la hora de disfrazar sus informes con un lenguaje anodino y benigno, realizando una mención continua de la anestesia o al menos de una “leve anestesia”. Cuando se trata de documentos sobre experimentos particularmente repugnantes, que ni siquiera podrían disfrazarse con las palabras más sutiles, los experimentadores proceden a mimeografiarlos y distribuirlos entre sus colegas clasificándolos como “Confidenciales”, en lugar de hacerlos constar por escrito publicándolos en revistas especializadas.Así mismo, la actitud del público parece más insensible en Estados Unidos que en Europa.

Se ha enseñado al público americano a aceptar mansamente cualquier cosa que navegue con la bandera de la Ciencia.

En primer lugar, el creciente número de productos cosméticos y farmacéuticos hace que aumenten los sufrimientos de los animales, y también el número de ellos que mueren en experimentos. Los ingredientes de los polvos que se usan para la cara son introducidos en los estómagos de los sabuesos hasta que revientan.

La mayoría de los ingredientes no son venenosos, de modo que el daño que se causa a los perros se debe a la administración de dosis masivas. Los fabricantes llevan a cabo esas pruebas con el único objetivo de tener una defensa si son llevados a los tribunales. Luego pueden afirmar que son inocentes porque realizaron pruebas extensas.

Los conejos son inmovilizados durante semanas en aparatos de contención, les afeitan la piel y les aplican irritantes, causándoles graves quemaduras en la piel desnuda, y también en los ojos, en los que también les aplican irritantes manteniéndolos abiertos con dispositivos metálicos.

Se realizan pruebas de toxicidad para determinar supuestamente a qué dosis una sustancia nueva es venenosa.
El test de toxicidad se denomina LD-50, que hace referencia a una dosis que “resulta letal para el 50 por ciento de los animales empleados”. Es un procedimiento tosco y aleatorio, y científicos de todas las nacionalidades han expresado dudas sobre su validez. Sin embargo, en la mayoría de los países las autoridades sanitarias obligan a realizar estas pruebas para los medicamentos más comunes, como los tranquilizantes, los laxantes, las pastillas para dormir, las medicinas para el resfriado, etc.

La prueba de toxicidad LD-50 consiste en hacer tragar por la fuerza dosis masivas de la sustancia a un gran número de animales para descubrir qué dosis es necesaria para matar a la mitad de ellos en un periodo de 14 días; las muertes se producen siempre entre enormes sufrimientos, mientrasque la otra mitad logra recuperarse después de estar al borde de la muerte."

FUENTE: www.facebook.com/StopLabTortures

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