OKJA, el anti-cuento fantástico


Una de esas películas nacidas cada cien años para dividir con consistencia a la crítica, sin matices de parloteo ornamental. Los críticos inteligentes la adoran, el resto exhibe sus carencias tanto como para "desarrollar" sus impresiones a partir de una película para niños.

Así ocurre con la intelectualidad mórbida, que tarde o temprano acaba más amorfa que un cerdo transgénico.

Esta masterpiece no tiene nada de infantil, aunque su magia resida en hacernos reír y llorar como si fuéramos un niño. "OKJA" es una poderosa crítica al maltrato animal, a la industria cárnica y a la sanguinaria esencia del ser humano. Violencia también sobre los animales racionales, terriblemente magistrales las escenas donde las fuerzas de seguridad, aquellas que deben protegernos, cargan con espantosa brutalidad sobre el Frente de Liberación Animal.
Okja comienza como un cuento engatusante que desea atrapar a todo espectador curioso de cualquier condición y edad. No es un cuento para niños, para ellos es un duro diamante en la medida en la que tengan el privilegio de contar con adultos geniales que les lleven al visionado.
Tampoco es un cuento para veganos, a la niña Mija no le tiembla la mano cuando agarra peces sin anzuelo, y uno de sus platos favoritos contiene pollo. 
Para mí éste es precisamente el plato fuerte, lo que la convierte en una historia digerible para todos, una estrategia para alcanzar a la masa, el veganismo se queda en un aroma futuro, una sospecha apetecible, que ya es mucho para una película que abarca tanto y a tantos.  Que no haya una radical declaración de intenciones y sea la propia trama, exuberante en acción y desprovista de teorías, lo que pueda llevarte a transformar la equivocada idea que tenías del funcionamiento del mundo, es lo más fascinante que puede lograr una película.
Sin desmerecer ni un ápice otras películas y documentales explícitos, qué necesarios son "PAREDES DE CRISTAL"de Paul McCartney, Earthlings, o los vídeos de Philip Wollen o Yuri Yourofsky, entre otros muchísimos. Es un reto descomunal concienciar al mundo hasta trasladarlo del negro al blanco. Los citados, con sus documentales y conferencias, consiguen esta proeza con un gran número de personas.

Otras formas más estratégicas y efectivas pasan por un sinfín de grises que, aparentemente, no emiten juicio, permitiéndonos la inercia de que sigamos siendo el mayor depredador de la tierra, limitándose a ponernos un espejo para que al menos podamos conocer nuestro papel en el planeta.

Hay quien mire este espejo y simplemente se descojone de unos super-cerdos pero, una vez retenidas ciertas secuencias, cada vez que lo flipes hablando del jabugo como si destriparas con exquisitez una obra de Oscar Wilde, tu memoria gráfica te servirá una tapita de hiperrealismo poco apetecible de recordar, cortesía de Bong Joon-ho, director de esta obra maestra.


Por todo lo que sentirás, ya sea rechazándolo o asumiéndolo, Okja no puede ser un cuento aunque quisiera. 
Es algo espantosamente real que acaba saliéndose, 
con OKJA tal vez podamos empezar a hablar del anti-cuento fantástico.

VÍDEO OKJA





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