Pablo R谩ez - homenaje a los siempre fuertes y a los no tanto
La valent铆a es la 煤nica salida que todos tenemos, para comprenderlo no hace falta estar enfermo, todo el mundo lleva una mochila que puede reventar en cualquier momento, todo el mundo est谩 expuesto a cualquier enfermedad en un futuro inmediato. De hecho somos tan vulnerables que basta no haber dormido o haber tenido un mal sue帽o para venirte abajo.
Pero tenemos tambi茅n derecho a no ser valientes, a renunciar a esa 煤nica salida, a estar cansados de dolores f铆sicos o emocionales, y eso, los enfermos, s铆 que lo entienden mejor que nadie.
Nada ni nadie deber铆a indicarles el camino para ser ejemplares. Valientes cuando precisen serlo, h茅roes tal vez s贸lo por un d铆a.
Me pregunto qu茅 deben sentir tantos enfermos de cualquier grave patolog铆a, no s贸lo c谩ncer, cuando a instituciones y pol铆ticos se les llena la boca ensalzando la figura del fallecido y se molestan tan poco en solucionar problemas hiper-b谩sicos como evitar que se caigan los techos de habitaciones supuestamente hospitalarias.
Qu茅 bonito es hacer homenajes a personas inspiradoras, pero qu茅 poco pr谩ctico es cuando ya se han ido. Qu茅 maravilloso que seres aun enfermos posean una energ铆a tan especial que puedan concienciar a miles personas para que donen m茅dula, pero, ¿qu茅 hacen nuestros gobernantes cuando estas personas tan especiales y tan necesarias estaban vivas? NADA. Dejarles el muerto a ellos, que los propios enfermos se encarguen de crear un feedback virtual para cubrir parcialmente sus necesidades, mientras crean a la vez una imagen de superaci贸n tal que "da igual que las cosas no funcionen como deber铆an, da igual que nos roben y se r铆an en nuestra cara, da igual, siempre fuertes."
No hay nada malo en mostrar fortaleza, muy al contrario, no hay otra salida. Pero est谩 el derecho a no ver salida, a no ser fuerte, a no querer morir lentamente en una sociedad desprotegida, est谩 el derecho a horrorizarse ante unos diligentes que se atreven a pronunciar palabras bonitas mientras no mueven un dedo por cumplir ellos, sanos y poderosos, las responsabilidades m铆nimas como guerreros, ¿no son sus beligerantes discursos los de un supuesto h茅roe?
Mi padre no es un gladiador por tener c谩ncer y estar emocionalmente fuerte, me puede resultar admirable en algunos momentos, puedo reconocer su actitud y aprender de ella, tengo derecho incluso al autoenga帽o y montarme la pel铆cula de que es spiderman, pero en el fondo he de saber que no es un personaje c贸smico; es un enfermo como otro cualquiera, con la misma val铆a que otro enfermo que se venga abajo. Y son los que se vienen abajo los que m谩s necesitan nuestra atenci贸n, que nada tiene que ver con la admiraci贸n. Porque un enfermo no necesita que le rindan culto, necesita recursos, todo tipo de recursos, desde su entorno m谩s pr贸ximo y c谩lido a los designados por cobertura sanitaria b谩sica.
Cuando sufrimos por alguien parece anecd贸tico qu茅 palabras usemos para referirnos a nuestros seres queridos, los llamemos como los llamemos lo m谩s importante es estar cerca de ellos, confundiremos conceptos con tal de expresarnos y hacer frente al miedo. Pero a la vez puede ser crucial darnos cuenta de la importancia de ordenar nuestras ideas y palabras para que el caos no se extienda.
Tengamos claro al menos que nuestro sentir no es el sentir de quienes deber铆an protegernos y no lo hacen, por lo que sus palabras no deben ser las nuestras, los afectados podemos equivocarnos y usar las expresiones m谩s sentidas, ellos no; cuando nos las roban y las usan como propias, manipulan nuestro dolor en su beneficio. Los elegidos para manejar poderes no est谩n para poner medallas a enfermos o fallecidos y convertirlos en personajes, est谩n para hacer aut茅nticos m茅ritos con los que ganarse sus propias medallas, y no llevan ni media. Usan a enfermos como modelos ejemplares, cuando los 煤nicos que tienen que ser ejemplares son ellos.
Entendamos que ninguna enfermedad crea protagonistas inolvidables en una sociedad de figuraci贸n espitosa, se les venera un tiempo y luego se les olvida, y el dolor se queda permanente para quienes lo amaron de cerca. Porque las enfermedades no crean superhombres, traen dolor, incertidumbre y alucinaciones emocionales. Y aunque tengamos "la suerte" de cuidar a un enfermo que "lo lleve bien", eso no implica que todo su c铆rculo pueda imitar ese mecanismo, por cada enfermo hay un indeterminado n煤mero de personas que viven con miedo a una desaparici贸n inmediata.
Despu茅s de todo, si al enfermo le llega la hora, somos los otros los que nos quedaremos sobreviviendo a la duda de si podr铆amos haber hecho m谩s en un mundo capacitado para el desarrollo de potentes defensas contra todo tipo de males. En un mundillo donde no es prioridad este desarrollo, Pablo R谩ez es inmenso por diferentes razones, pero no hay apenas ox铆geno para un h茅roe ni en un mill贸n de historias.
Que no se nos imponga ning煤n rol ni ninguna inquebrantable lucha, es sano mostrar rabia, gritar y hacer a帽icos las cosas ante cualquier adversidad. Y cuando uno se deshace de la culpabilidad por sentir rabia, por no ser suficientemente valiente, es cuando de verdad se puede despu茅s elegir. Si nos vemos con 谩nimo de buscar la salida escojamos el inspirador ejemplo R谩ez, es la mejor elecci贸n, los fuertes ejemplos jam谩s debilitaron a nadie. No hace falta comprarse ninguna capa, no es preciso m谩s peso, aceptar una situaci贸n y cuidarla no te convierte en nadie m谩s que en un ser acorde con lo que te ha tocado vivir.
Que no es poco.
Raquel Berm煤dez G.
#_larakela_
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