Carmen Conde, primera acad茅mica en amar Cabo de Palos
Carmen Conde, aun siendo autora de m谩s de un centenar de maravillosas obras, es recordada, sobre todo, por ser la primera mujer que logra conquistar el patriarcado acad茅mico. En 1978, 茅ste vot贸 a la persona que ocupar铆a en 1979 la silla vac铆a del fallecido Miguel Mihura: Carmen Conde Abell谩n se convertir铆a en la primera mujer en ingresar en la Real Academia de la Lengua Espa帽ola, sill贸n "k", con el discurso "Poes铆a ante el tiempo y la inmortalidad."
“Mujer de acci贸n. Desde muy joven, luch贸 en frentes en los que no sol铆an hacerlo las mujeres de su 茅poca. Luego, durante la posguerra luch贸 sin descanso contra la adversidad: fue perseguida, juzgada, denunciada en su ciudad natal... Tuvo que marcharse a Madrid, esconderse y sobrevivir escribiendo en la prensa con nombres supuestos. Y, casi al final de su vida, se impuso sobre los se帽ores acad茅micos en la Real Academia Espa帽ola de la Lengua” FRANCISCO JAVIER D脥EZ DE REVENGA.
Carmen Conde naci贸 en Cartagena (Regi贸n de Murcia, Espa帽a) en 1907 y su infancia transcurri贸 entre su ciudad y Melilla, en Madrid se estableci贸 definitivamente en 1939.
A los 15 a帽os se presenta para calquista de planos de la Sociedad Espa帽ola de Construcci贸n Naval de Baz谩n. Aprueba los ex谩menes y trabaja en el Arsenal de Cartagena. Por ese tiempo conoce al poeta local Miguel Pelayo, “que ley贸 mis primeros versitos y los p煤blico en un peri贸dico de la capital de Murcia, El Liberal”.
A partir de ah铆 no para de maquinar.
Estudi贸 Magisterio en la Escuela Normal de Murcia y m谩s tarde Filosof铆a y Letras en la Universidad de Valencia.
Fund贸 y dirigi贸 la Universidad Popular de Cartagena y el Archivo Semanario de Rub茅n Dar铆o en la Universidad Central de Madrid.
Su primer libro, Brocal (1929), un libro de poemas en prosa a trav茅s del cual ya pone de manifiesto sus inquietudes po茅ticas iniciales y su mundo l铆rico constituido por un ambiente mediterr谩neo con sol y mar, con una realidad luminosa, espl茅ndida y acogedora.
Entre los cargos que desarroll贸 la primera acad茅mica de n煤mero de la RAE tambi茅n destaca su labor como profesora de literatura espa帽ola en el Instituto de Estudios Europeos y en la C谩tedra Mediterr谩neo de la Universidad de Valencia en Alicante.
El amor de su marido enriquece el autosuficiente potencial y la fortalece en el encuentro con su propio camino: “Antonio me dec铆a, “no escribas m谩s articulitos, cuentecitos, noveluchas porque t煤 est谩s dotada para hacer otras cosas y te est谩s perdiendo. T煤 lo que tienes que hacer es una cura de silencio y encontrarte a ti misma, y eso es lo que fue”
La misma Guerra Civil que la alej贸 de su marido, voluntario en el frente republicano, fue un periodo de intensa felicidad personal gracias a su relaci贸n con Amanda Junquera, esposa del catedr谩tico de la universidad murciana Cayetano Alc谩zar. Hasta la muerte de Amanda en 1986 ya nunca se separar铆an del todo, ni siquiera cuando Antonio Oliver, que tras la guerra estuvo preso en Baza y luego en reclusi贸n atenuada en domicilios de Murcia y Lorca, se reuni贸 con Carmen en Madrid, a fines de 1945. Por entonces public贸 algunos de sus libros po茅ticos m谩s interesantes: Ansia de la gracia (1945), un pol铆ptico amoroso de rico cromatismo; o Mujer sin ed茅n (1947), donde concilia el desarraigo existencial de la poes铆a de D谩maso Alonso con la nostalgia paradisiaca de Aleixandre, unido ello a una rotunda afirmaci贸n femenina.
Esta escritora de m谩s de un centenar de libros, a partir de 1982 comenz贸 a manifestar s铆ntomas de la enfermedad de Alzheimer, a pesar de ello, se mantuvo activa y en 1987 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por "Canciones de nana y desvelo".
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CARMEN CONDE EN CABO DE PALOS, SUBIDA AL FARO, PRINCIPIO DE LOS A脩OS 80 |
"Estaba el camino del faro negro y afilado de viento con lluvia. Un terrible hurac谩n de olas se romp铆a en los o铆dos... ¡Oscuro el mar, todo el mar desde Cabo de Palos, por una noche de tormenta blanca y roja sobre su faro!... ¡Ay tierra desnuda, desierta, horadada en su menhir!" CARMEN CONDE
Al igual que Cartagena, La Uni贸n, Melilla, Ifach o El Escorial, Cabo de Palos es un espacio geogr谩fico en el que se recrear谩 repetidamente a lo largo de sus prosas, no as铆 en su verso.
Cuando escribe relatos inspirados en el litoral del sureste, en su tierra misma, procura hacer una digresi贸n y recrearse en Cabo de Palos.
¿Cu谩ndo sucede esta particular vivencia? Debemos adentrarnos en la 茅poca de la Universidad Popular. La sede estaba en Cartagena, las clases y conferencias extraordinarias, la biblioteca, ten铆an car谩cter fijo y programa establecido como curso. Pero tambi茅n se inclu铆a el proyecto de Misiones Pedag贸gicas que abarcaba todo el territorio regional, con puntos extremos previamente seleccionados a los que se pretend铆a acudir para llevar un poco de cultura a quienes tanto carec铆an de ella. Entre esos pueblos estaban, entre otros, Zarcilla de Ramos en la sierra de Lorca, Fuente 脕lamo en el interior y Cabo de Palos en el litoral.
"Las Misiones Pedag贸gicas fueron una iniciativa del Gobierno de la II Rep煤blica espa帽ola destinada a la alfabetizaci贸n y a la mejora del nivel educativo y cultural de los sectores m谩s atrasados de la poblaci贸n espa帽ola, fundamentalmente, los campesinos, obreros, ni帽os y pobladores de lugares de dif铆cil acceso."
Acudir a un Cabo de Palos que a煤n no pose铆a luz el茅ctrica, donde el sustento de la econom铆a b谩sica era la pesca y donde la escuela rural estaba en estado precario borr贸 por completo la id铆lica imagen mironiana que hasta entonces pose铆a Carmen Conde. El curso contemplaba desde sus inicios realizar la primera etapa de las Misiones en Cabo de Palos: Tenemos noticia de ello el 30 de octubre de 1933 en el diario La Tierra, en el que se lee:
"Los d铆as 27 y 28 de este mes han actuado los elementos del Patronato de Misiones Pedag贸gicas se帽oritas Moliner y se帽ores Cobos y S谩nchez Barbudo juntamente con los miembros de la Universidad Popular don Antonio Oliver y do帽a Carmen Conde de Oliver. Cinco sesiones han sido celebradas. Cine educativo del que gozaron una bella muestra de la universidad Popular el domingo pasado, discos seleccionados de gram贸fono, canciones populares y lecturas comentadas de poes铆as y prosas l铆ricas espa帽olas. Los ni帽os, locos de entusiasmo y los mayores, el humilde, sufrido y abandonado pueblo de Cabo de Palos, han disfrutado de la alegr铆a y la cultura sana que difunden estas benem茅ritas Misiones cuyo coraz贸n es el imponderable M. Bartolom茅 Coss铆o. Charlas, comentarios, est铆mulos de la personalidad local: todo cuanto puede hacerse para acercarse al esp铆ritu del pueblo que trabaja y no dispone de otro agrado que el deber que se ha hecho con extraordinario amor. El jefe de la estaci贸n Radiotelegr谩fica ha prestado su ayuda valios铆sima a la Misi贸n Pedag贸gica, prestando el fluido el茅ctrico necesario para instalar el cine. La misma noticia se pod铆a leer en El Porvenir que insist铆a en la satisfacci贸n proporcionada a las sufridas familias de pescadores que abandonadas a su mala suerte, viven olvidadas frente a su hermoso mar.
En los d铆as de tempestad, encerrados en miserables casucas, muchos ojos doloridos, esperan el milagro de la calma. Hambre, hambre que nadie debe padecer, y menos los ni帽os; los morenos ni帽os salobres, hermosos ni帽os de Cabo de Palos. Siempre desnuditos, descalzos; al viento sus dorados cabellos, sus relucientes rizos oscuros; en las manos las conchas de magn铆fica arquitectura que el mar regala a sus v铆ctimas. Las mujeres son delgadas y tristes, resignadas; hablan con la misma ondulante voz del agua y en la desierta extensi贸n son islas de inocente amor humilde."
La experiencia del cine tiene su apartado en una prosa titulada: El cine en la playa, del mismo libro:
"...
-¡Venid al cine! todas las manos que, juntas en un manojo son de bulto como mi coraz贸n, se me han ofrecido.
-¡Venid al cine! todas las manos que, juntas en un manojo son de bulto como mi coraz贸n, se me han ofrecido.
-¡Yo, yo, yo!
-¡Cuesta adelante, en el gris verdoso de la tarde, yo subo con mis alegres compa帽eras; son ni帽as muy pobres, hijas de pescadores, que van descalzas pero que sonr铆en.
Un aletazo del viento rompe la fila de delantales remendados.
-¡No teng谩is miedo. Estoy yo aqu铆. Y me incorporo sobre el temblor del aire fuerte como un 谩rbol, llena de hojas diminutas que anhelan la felicidad de las im谩genes doradas que yo les he brindado."
Hay otro momento importante en la vida del pueblo cabopalense unida a las Misiones Pedag贸gicas que sucede en 1935: la visita del joven poeta oriolano Miguel Hern谩ndez. El matrimonio Conde Oliver hab铆a planeado una excursi贸n a Cabo de Palos para agosto de 1935 con el fin de visitar la Biblioteca cedida por la Universidad Popular. La prensa destaca la noticia diciendo que acompa帽贸 en su visita el exquisito poeta oriolano Miguel Hern谩ndez, admirador profundo de estas costas de Levante. All铆, a los pies del faro, leyeron los relatos de Gabriel Mir贸 inspirados en ese espacio y trajeron a sus cr贸nicas a Andr茅s Cegarra, que tanto amaba esa zona costera. La excursi贸n tuvo el m谩ximo de facilidades para el traslado de quienes quisieran participar, pues contaba con el apoyo La Junta local del patronato Nacional del Turismo en la persona de su secretario jefe, el se帽or Mart铆nez Illescas.
"Entonces mi padre nos envi贸 a Cabo de Palos para que se aliviara mi irritabilidad estival. Me llev茅 unos libros y, entre ellos, El 谩ngel, el molino, el caracol del faro. Gabriel Mir贸 vivi贸 en Cabo de Palos, en casa de unos parientes suyos, amigos de mi abuelo, y conoc铆a las tr谩gicas an茅cdotas del Cabo. Precisamente en aquel libro suyo se hablaba del naufragio del Sirio****, un barco que se hundi贸 por culpa de la borrachera de su capit谩n, que lo meti贸 en los bajos de las Hormigas. En la playa del Cabo se ve铆an sepulturas de unas monjas, las mismas que Mir贸 describe magistralmente, a las que el agua arroj贸 a la playa p煤dicamente envueltas en sus h谩bitos Hice amistad con unos pescadores que me dijeron que ellos hab铆an llevado a Gabriel Mir贸 en su barca, hasta Las Hormigas, hasta Escombreras. Era un se帽or alto, rubio, con un mech贸n de cabellos sobre la frente, muy educado y muy cari帽oso. S铆, yo lo hab铆a visto ya en Madrid, a tanto me atrev铆 y le amaba con profundo respeto y admiraci贸n inextinguible. Subimos al faro, palmera que se cimbrea cuando el viento sopla amenazador. Nos tendimos en la playa, escalamos rocas agudas, vimos funcionar la radiotelegraf铆a del Cabo, sembrando chispazos en torno suyo, al mando de un apuesto funcionario llamado Rojas, hombre cordial y generoso. Fuimos felices unos d铆as largos y volvimos en coche hasta Los Blancos; all铆 nos desviamos para visitar el Convento de San Gin茅s de la Jara en ruinas..."
Este post recopila de muy distintas fuentes y va siendo actualizado a medida que aparecen m谩s im谩genes e informaciones, se inici贸 en 2020 gracias al valioso post del siguiente blog:
Nuestros abuelos han tenido una vida llena de aventuras, gracias a las cuales est谩n llenos de valores y experiencias a compartir. Para que su calidad de vida siga siendo buena y positiva para su salud f铆sica y mental, las residencias de ancianos son la mejor opci贸n.
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