Les gusta aterrar, es la bola de cristal...

Vuelvo a ver La Bola De Cristal, aquélla de la que no recordaba casi nada y con la que ahora entiendo de más; lo primero que he comprendido es que sus efectos perduraron sin concretar el contenido, las esencias siempre sobreviven. No recordaba que los electroduendes metieran una caña tan punkoide, que el contenido cultural tuviera tal nivelazo, ni que la sensualidad fuera tan fantásticamente explícita,
lo reconozco: no recordaba que hubiéramos tenido tantísima suerte!!

No recordaba los contenidos, pero he empezado a identificar sensaciones, me ha parecido recordar cómo me sentía cuando hace veinticinco años me sentaba cada mañana del sábado a ver aquel experimento del cual supongo que no me enteraba ni de la misa la mitad. Se ve que la otra mitad de la que me pispaba tenía tantísima fuerza como para quedar absorta & KO.
Me pregunto hasta qué punto es LaBoLa responsable de mi adicción al cine, a la videoedición, a la electrónica, a los libros y al electromusicón. Ni idea de si ha sido una influencia definitiva o si yo ya nací con más de un fusible-disparao, de lo que no dudo es de que fuera un lujazo crecer en esa escuela. Sería maravilloso que se repusieran esos cuatro años, aunque tal vez echar ahora diamantes a los cerdos ensuciaría aquel brillante pasado. Para nada me gustaría ver cómo la competencia crea a un sobrino de la bruja avería, para asegurar en un programa pink-pig,
que los cuatro años son un curradísimo montaje ochentero,
que veamos que dicha bruja, con una cantidad suficiente de electroeuros,
pudo ser, puede y podrá
convertirse en...
BUENA.



El librovisor: DRÁCULA

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