Formas de acabar
Imagen: terremoto de Haití
Todos tenemos que acabar, da igual lo maravillosos o míseros que nos creamos. Vendrá. Para los que tenemos recursos el miedo a la muerte es algo inútil. Si hay algún terror con "lógica" sería el miedo a no haber sabido exprimir nuestra vida con ilusión y dignidad.
Supongo que en los países más pobres hay un miedo mucho menos psicológico, sin demasiados matices entre la distinción de la vida y la muerte: la mayoría no sospechan que han vivido una vida sospechosa de llamarse como tal. El cénit del terror es que, tras el trabajo que dan muchas décadas, tras cierto orgullo y fortaleza de supervivencia, los espíritus más longevos rematen su destino acabando de la peor manera; ya sea bajo tierra, ya sea bajo el peso de su propio camino. En finales tan desastrosos experimentan la revelación de un engañoso pasado, presente y futuro, donde esa esperanza que con el paso de muchos años algunas generaciones podrán recuperar, se adivina como otro designio maldito más que les ha perseguido toda una vida. La maldita esperanza ha desaparecido para siempre, ya ni siquiera tendrán tiempo de dejarse engañar más.
Puedes ayudar mediante una contribución entrando en Unicef o donando 10 dólares a Cruz Roja a través de un mensaje de texto: Haití al 90999
The public can also help by texting “Haiti” to 90999 to send a $10 donation to the Red Cross, through an effort backed by the U.S. State Department. Funds will go to support American Red Cross relief efforts in Haiti.
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