脡l andaba tan despacio que logr贸 el arte de perder con rapidez el equilibrio, nadie pod铆a percatarse de las met谩foras devoradas por la dictadura de las apariencias. Se acostumbr贸 a no perder la costumbre, entendi贸 que entre la verdad y lo que pod铆a no serlo exist铆a un abismo tan peque帽o que resultaba rid铆culo contemplar. La vida es muy corta, le dijo a ella, no tienes por qu茅 descubrirme. Es m谩s, tienes un precioso derecho a no descubrirme, aun as铆 todo el mundo deber铆a parecerte loco. No te empe帽es, por nada del mundo, en que yo sea la excepci贸n.

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