AURA
Hab铆a sido el invierno m谩s duro de todo el suministro de realidades hasta la fecha.
Aunque compartiera ra铆ces con otros tantos solo se parec铆a a los ya superados en la autenticidad con la que disimul贸 la dureza.
Simular puede ser aut茅ntico. Es m谩s real que arrastrarte ante quienes no sienten m谩s all谩 de un interesado momentazo emp谩tico, aquellos momentos fake usados para reafirmar lo buena gente que queremos parecer.
Por eso ella no entend铆a cuando su mejor amiga se arrastraba exhibiendo con constancia un lote de tristes dilemas cada fin de semana, hasta que la tercera copa la sacaba a bailar y por fin callaba.
Al poco de aquella ruptura se present贸 lo devastador.
Se cruz贸 con 脡L nada m谩s llegar al sitio de siempre, ambos siempre estuvieron all铆 sin reconocerse.
El verano estall贸 a finales de mayo.
Vaya, esto comienza bastante bien, no hace falta tanta gente, este espejismo es suficiente.
Ella se fij贸 en su seriedad, fue una estupidez interpretar que eso era garant铆a de "algo serio". Pues tan serio result贸 el menda que no se fij贸 ni en su alegre culo.
Apenas unos d铆as despu茅s, 茅l la localiz贸 de forma enredada y casual, empezar铆an a cruzar palabras en cada encuentro, a diario, durante meses.
Simular puede ser aut茅ntico. Es m谩s real que arrastrarte ante quienes no sienten m谩s all谩 de un interesado momentazo emp谩tico, aquellos momentos fake usados para reafirmar lo buena gente que queremos parecer.
Por eso ella no entend铆a cuando su mejor amiga se arrastraba exhibiendo con constancia un lote de tristes dilemas cada fin de semana, hasta que la tercera copa la sacaba a bailar y por fin callaba.
Despu茅s de innumerables sesiones de terapia en entrada y cierre de cada local, ya fuera luminosa pista o un oscuro antro, tras mil noches de ofrecer el hombro hasta disloc谩rselo, hart铆sima de no librar ni un d铆a como animadora incondicional, asumidas todas las lecciones del m谩ster en paciencia, le solt贸 en un 煤ltimo intento despertador: ¿Quieres mi sentido pr谩ctico con el cari帽o que da el humor y la alegr铆a?, ¿o s贸lo quieres demostrar lo infeliz que llegas a ser para demostrarnos una sensibilidad especial?
Y la amistad se rompi贸 al brindar esa noche. Las sentencias resultaron ser m谩s significativas que la propia relaci贸n. Al menos aprendi贸 que esa era una de las claves de las Relaciones Tristes: cualquier frase atrevida, cualquier expresi贸n adelantada a su t铆pico contexto, puede aniquilar nada menos que un cuarto de siglo de amistad.
Aura quer铆a ser madre, ten铆a tres d茅cadas y todos los fracasos que en 茅stas caben. Su mayor deseo era parir otro ser humano al que amar como nadie la quiso a ella. Adem谩s no quer铆a hacerlo sola, quer铆a implicar a un tercero, con pene a poder ser.
Su amiga se esforz贸 desde la infancia en mostrarle lo fant谩stica que era sin necesidad de analizar razones del porqu茅 la abandonaban. Hacerle entender lo insano que era escudri帽ar las motivaciones ajenas quit谩ndole atenci贸n a las propias.
Se re铆a mucho cuando era cari帽osamente acusada de estar demasiado ocupada investigando si gustaba o no a los dem谩s como para saber si esos chicos en cuesti贸n le gustaban a ella, "¿t煤 te das cuenta que ni siquiera te planteas si te gustan?, que son m谩s feos que Pisssio, ¿te das cuenta que te obsesionas porque te rechazan? ¿No te das cuenta que con ese culo podr铆as tener a quien quisieras si te cuidaras tambi茅n un poquito la cabeza?
La cerveza, los conciertos y los piropos nocturnos lograban completar el parche a su autoestima, que acab贸 despegado con aquella pregunta que sobresalt贸 tambi茅n los parches anteriores: ¿Quieres ser 煤nicamente alguien con sensibilidad que llora la poca sensibilidad del ligue de turno?
Al poco de aquella ruptura se present贸 lo devastador.
Ahora era la amiga invencible quien, sumida en unas circunstancias brutales, necesitaba el apoyo de la amiga abandonada.
Pero no la intent贸 recuperar, ni busc贸 a nadie que no supiera existir. Era ella misma la que se sent铆a destrozada y por lo tanto a煤n viva, era s贸lo en su piel donde pod铆a localizar, con infame esfuerzo, un refugio.
Lo encontr贸, y all铆 dentro de s铆 se cur贸, ayud贸 a su padre, a su hermano, a todo aquel que la necesitara. Demasiadas veces la necesitaban de forma encubierta, que es la forma m谩s sutil de que no se note que te necesitan.
Estall贸 el verano diecis茅is y la alegr铆a. Estall贸 su fortaleza y predisposici贸n a nacer por d铆as; tras haber superado un invierno que no detallar铆a a nadie se quer铆a a煤n m谩s que antes, huir铆a de las tristezas batiendo r茅cord en temible velocidad.
Lo encontr贸, y all铆 dentro de s铆 se cur贸, ayud贸 a su padre, a su hermano, a todo aquel que la necesitara. Demasiadas veces la necesitaban de forma encubierta, que es la forma m谩s sutil de que no se note que te necesitan.
Estall贸 el verano diecis茅is y la alegr铆a. Estall贸 su fortaleza y predisposici贸n a nacer por d铆as; tras haber superado un invierno que no detallar铆a a nadie se quer铆a a煤n m谩s que antes, huir铆a de las tristezas batiendo r茅cord en temible velocidad.
Se cruz贸 con 脡L nada m谩s llegar al sitio de siempre, ambos siempre estuvieron all铆 sin reconocerse.
El verano estall贸 a finales de mayo.
Vaya, esto comienza bastante bien, no hace falta tanta gente, este espejismo es suficiente.
Ella se fij贸 en su seriedad, fue una estupidez interpretar que eso era garant铆a de "algo serio". Pues tan serio result贸 el menda que no se fij贸 ni en su alegre culo.
Apenas unos d铆as despu茅s, 茅l la localiz贸 de forma enredada y casual, empezar铆an a cruzar palabras en cada encuentro, a diario, durante meses.
Se pondr铆an nerviosos, o desconfiados o poco motivados, o demasiado excitados.
Era como describir en una hoja en blanco despu茅s de haber acabado un libro agotador. Unas veces daban ganas de arriesgar, otras de buscar la papelera m谩s cercana. Todo ello sin saber del otro, excepto una seriedad que hac铆a de la hoja blanca, adem谩s, plastificada.
Ella no sab铆a c贸mo continuar el relato, porque se ha acostumbrado a moverse tal como escribe; sin principios ni finales, con la 煤nica ruta de huir de todo lo que no sugiera una resistente hipersensibilidad.
Ella no sabe c贸mo interesarse por el otro, porque se ha acostumbrado a sentir tal como te adentras en una pel铆cula de autor; esperando interesantes posibilidades sin necesidad de forzar el fotograma.
Aunque no se conocen,
Era como describir en una hoja en blanco despu茅s de haber acabado un libro agotador. Unas veces daban ganas de arriesgar, otras de buscar la papelera m谩s cercana. Todo ello sin saber del otro, excepto una seriedad que hac铆a de la hoja blanca, adem谩s, plastificada.
Ella no sab铆a c贸mo continuar el relato, porque se ha acostumbrado a moverse tal como escribe; sin principios ni finales, con la 煤nica ruta de huir de todo lo que no sugiera una resistente hipersensibilidad.
Ella no sabe c贸mo interesarse por el otro, porque se ha acostumbrado a sentir tal como te adentras en una pel铆cula de autor; esperando interesantes posibilidades sin necesidad de forzar el fotograma.
Aunque no se conocen,
las recuperadas ganas de vibrar de ella y de autoconcederse lo que llevaba mucho esperando, hace desearlo como hac铆a tiempo no deseaba a nadie.
Podr铆a enamorarse, el marco tiene el calor y tono id贸neo.
Pero no se conocer谩n jam谩s.
Seguir谩n solitarios durante a帽os, salud谩ndose a diario con una incredulidad que ganar谩 en incomodidad.
Ella sigui贸 dese谩ndolo durante un lustro, fue capaz de no dar ning煤n paso provocador. 脡l se fij贸 al final en su culo, pero no supo su timidez y seriedad recular.
Ninguno hizo nada.
Cada uno ten铆a sus razones.
A ella no le interesaban las razones de 茅l, era f茅rrea a no hacerle anal铆ticas al rechazo. Lo 煤til era centrarse en las razones propias, qu茅 le llevaba a sentir inter茅s, deseo, o deshacerse de 茅l.
Era algo muy simple.
Sinti贸 deseo alentada por su innata alegr铆a tan magistralmente recuperada tras lo devastador, perdi贸 el deseo cuando sospech贸 que la de 茅l segu铆a secuestrada detr谩s de alg煤n suceso tambi茅n desastroso.
Si en las m谩s duraderas amistades se hab铆a visto obligada a poner l铆mites a las lentas pero arrasadoras corrientes de la tristeza, con un tipo del que apenas conoc铆a nada no har铆a especial concesi贸n.
Tal vez fuera una manera de seguir queriendo con locura, en la distancia, a su amiga Aura; para cuya enfermedad mental, para cuya tristeza inapelable, para ese c谩ncer, no se hab铆a comercializado enga帽o curativo.
En una no resentida carta agradece a Aura haberle ense帽ado que no era una salvadora por mucho amor, tiempo y comprensi贸n que ofreciese.
La respuesta fueron l谩grimas.
Al menos eran nuevas, frescas.
Facilitaban otra renovada distancia, distancia con la que convertir lo inmanejable en otro cuento.
Raquel Berm煤dez Gonz谩lez.