Almudí Vs Almoradí

El martes, tras el cuarto cumpleaños del pekeñuso del clan, quedé con una amiga en un concierto de música clásica en el Palacio Almudí.

Cuando en el cumple me preguntaron a dónde iba, mitad de coña mitad metedura de gamba del subconsciente dije que me tenía que ir porque había quedado en Almoradí. Ahí es nada. Vamos, que se parecen en el blanco de los váteres, o tampoco. A Almoradí, en tiempos de mayor deskicie, íbamos muchos findes a una discoteca de cuyo nombre no quiero acordarme, más por nostalgia que por desaire. De ahí que me costara tanto pronunciar Almudí y tan poco Almoradí.

El concierto fue a cargo del cuarteto Saravasti. En algunos momentos recordé que en aquellas noches de Almoradí y otros pueblos alicantinos "rutistas" disfrutábamos de música muy acelerada pero también de sonidos melódicos, que aun dentro del techno, las partes más kañeras podían incluir música clásica; estos temas estaban entre mis favoritos, aunque no nos supiéramos los títulos, y aun hoy en día me cuesta encontrarlos por la red, es toda una sorpresa cuando me los encuentro. Me moló comprobar que los momentos altos de una pieza clásica, si tienen la suficiente fuerza, y eso es muy frecuente, no tienen mucho que envidiarle a los subidones revolucionados. Eso sí, la mezcla de estilos es lo que más te puede eriZar.


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