Los Se帽ores
Extra帽as, f茅rtiles correspondencias los alquimistas percib铆an en inveros铆miles 贸rdenes del ser. Entre hombres y planetas, plantas y gestos, palabras y el tiempo. Estas inquietantes conexiones: el grito de un ni帽o y el roce de la seda; la espira de una oreja y la aparici贸n de perros en el patio; la cabeza baja de una mujer durante el sue帽o y la danza matinal de los can铆bales; estas son conjunciones que trascienden la est茅ril se帽al de cualquier montaje "voluntario". Estas yuxtaposiciones de objetos, sonidos, acciones, colores, armas, heridas, y olores brillan de manera inaudita, imposibles maneras.
El cine no es nada si no es una iluminaci贸n de esta cadena del ser que hace que una aguja colgada de la carne provoque explosiones en una capital extranjera.
El cine nos devuelve al 谩nima, la religi贸n de la materia, que da a cada cosa su divinidad especial y ve dioses en todas las cosas y seres.
El cine, heredero de la alquimia, lo ultimo de una ciencia er贸tica.
"Los Se帽ores", Jim Morrison
El cine no es nada si no es una iluminaci贸n de esta cadena del ser que hace que una aguja colgada de la carne provoque explosiones en una capital extranjera.
El cine nos devuelve al 谩nima, la religi贸n de la materia, que da a cada cosa su divinidad especial y ve dioses en todas las cosas y seres.
El cine, heredero de la alquimia, lo ultimo de una ciencia er贸tica.
"Los Se帽ores", Jim Morrison