Diecisiete horas de bando dan para muchas imágenes, ésta es una de las pocas que pueden mostrarse sin tener que pedir permiso a unos y a otros, o censurar directamente caretos by photoshop. Ha sido el mejor día de este año; me reencontré con amigos de cuando no existia aún vida en planetas virtuales, y conocí con su carne y sus huesos a personajes entrañables con los que ya no compartiré sólo buenos momentos electrónicos. Empecé el día comiendo con la familia, y terminé la madrugada bebiendo de lo desconocido. De la manera más inesperada acabé con seres que no conocía ni de una esfera ni de la otra. Personas que me sedujeron por ser especialmente respetuosos, elegantes y receptivos. No sé cómo llegaron hasta aquí estos caballeros, procedentes de una anti-caótica tierra que siempre me ha tentado conquistar.

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